La esquina de Nazca y Avellaneda, podría ser considerada la "Capital Nacional del Mantero", vendedores ambulantes que se instalan con mantas improvisadas, formaron parte del paisaje urbano hace más de diez años.
El gobierno de Buenos Aires desarrolló, sin demasiado éxito, la política de regularizar todo tipo de actividad comercial que carezca de formalidad, sin embargo "Los Manteros" son su gran cuenta pendiente, pasaron 14 meses desde que un violento desalojo, los corrió de su lugar de pertenencia; ferias itinerantes, galpones con poco potencial comercial y algunos cursos intensivos para revendedores, fueron las precipitadas propuestas de gobierno, que no llegaron a buen puerto.
Nuevamente la esquina mencionada esquina del barrio de Flores (Avellaneda y nazca) es el epicentro del conflicto, la posible instalación de una "Carpa de Manteros" generó intranquilidad dentro de las fuerzas de seguridad, que ante aparentes intenciones de regresar al lugar, desplegó un operativo que triplicaba el número de vendedores manifestantes.
Rubén Molina, referente del movimiento "manteros" puso blanco sobre negro en esta cuestión y dejo en claro que la intención del gobierno es erradicarlos y no "Reubicarlos", "Desde que nos echaron de este lugar, no mintieron, no cumplieron las promesas y lo peor de todo, es que en los predios donde dicen 'reubicarnos', nos reciben patotas que responden al gobierno y nos echan a los golpes"
Sin embargo el conflicto parece esconder una crisis paralela entre los propios protagonistas, de un lado los históricos vendedores de la avenida Avellaneda, hoy exigiendo su vuelta al lugar mientras que de la vereda de enfrente "los manteros de Once", acusados de manejar los predios asignados por el estado y rechazar, de forma violenta, a quienes intentan encontrar su lugar de trabajo