El negro papel en Colombia: La multinacional irlandesa Smurfit Kappa es el mayor conglomerado papelero del mundo.
Desde hace décadas opera en Colombia, donde posee grandes terrenos para su producción de papel. Aunque vende una imagen de excelencia, su operación en el país latinoamericano ha sido muy cuestionada, no solo por los daños ecológicos, sino por sus vínculos con el paramilitarismo.
Caminamos por los tres puntos que tiene el acueducto, y encontramos que solo había pinos y pinos y pinos, y uno sabe que en el siglo pasado trajeron pinos y eucaliptos para toda la Sabana de Bogotá, para cercar los humedales, para sembrar y construir. Entonces me di cuenta de que no teníamos agua en la vereda, gracias a esta empresa maderera, porque se metió en todas las quebradas y en todos los ríos a sembrar esta madera.
Esta empresa pertenece al conglomerado papelero más grande del mundo, que desde 1986 se hizo con el control mayoritario de Cartón de Colombia.
De las 104.000 hectáreas de plantaciones y bosques nativos que la multinacional asegura poseer en el mundo (en países como Venezuela, Francia y España), cerca de 70.000 hectáreas están entre las cordilleras Central y Occidental de los Andes colombianos.
La Smurfit Kappa Cartón de Colombia ha sido asociada con el plan de exterminio de la población y de testigos, identificado con el centro del departamento del Valle del Cauca, para la apropiación de tierras y el control político del municipio de Trujillo.
Llama la atención que hoy en día las tierras despojadas a sangre y fuego estén ocupadas por la agroindustria del pino y el eucalipto, los desiertos verdes de la Smurfit, beneficiaria directa del control paramilitar.
La terminación de la guerra en Colombia podría ser beneficiosa en lo ambiental, pues más de la mitad de los municipios afectados por la deforestación están en zonas de conflicto.
Pero la operación de estas multinacionales va en contravía de una nueva mirada hacia el campo. Su papel debe ser revisado si se quiere que los acuerdos de paz no sean letra muerta.