En Nicaragua, un informe del Instituto de Medicina Legal señala que en el país se registran dos violaciones sexuales por hora en contra de mujeres, niños y niñas.

En el 2016, según datos de los juzgados de Managua, unas 750 personas fueron procesadas por cometer delitos contra la libertad e integridad sexual. Esa realidad preocupa a las organizaciones y la sociedad en general, ya que consideran que la seguridad de las niñas y mujeres siempre está en peligro.

Esta joven, a quien llamaremos “Camila” fue abusada sexualmente por su padrastro cuando era una niña. Han transcurrido algunos años y aún perdura en su mente el suplicio que padeció.

Camila pasó unos años soportando el abuso sexual, pero fue hasta que tuvo el valor de contárselo a su madre que su destino cambió.

El caso de “Camila” no está alejado de la realidad que sufren niñas, niños y mujeres de Nicaragua. El Instituto de Medicina Legal reporta dos delitos sexuales por hora.

Algunos organismos feministas resaltan que el abuso comienza desde los hogares, cuando las víctimas se quedan a solas con sus victimarios.

Debido al incremento de los casos, algunas organizaciones trabajan en campañas para detectar con prontitud el abuso sexual. Una de las principales señales a las que piden estar atentos es ante la aparición de lesiones, desgarros, sangrado, inflamación o cicatrices en sus hijos.

“Camila” con atención psicológica logró continuar sus estudios. Piensa que el apoyo de su familia fue fundamental para superar la violencia que vivió y reconoce que lo peor que puede sucederle a una persona es quedarse callada y permitir que los abusos continúen.