Grandes proyectos paralizados, enfado popular y detenciones en masa. El escándalo de los sobornos pagados por el gigante de la construcción brasileña Odebrecht para obtener contratos en varios países sigue causando estragos en América Latina.

El último nombre quye ha salido a la palestra es el del expresidente peruano Alejandro Toledo. Un juez ha dictado 18 meses de prisión preventiva contra el exmandatario tras acusarlo de recibir cerca de 19 millones de euros de la constructora para favorecerla en la licitación de la Carretera Interoceánica Sur, que une Perú y Brasil.

Quién también se ha visto salpicado por el escándalo de sobornos es el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. La Fiscalía General del país ha solicitado la apertura de una investigación sobre la denuncia de la “contribución” de Odebrecht con alrededor de un millón de euros a la campaña electoral para su reelección.

En Brasil, Odebrecht es parte de un entramado de corrupción en el que el que están implicadas las principales empresas del país en torno al gigante estatal Petrobras y que propició la crisis que llevó a ser derrocada de la presidencia a Dilma Rousseff y a poner contra las cuerdas de la Justicia a su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.

En Panamá hay orden de búsqueda y captura contra dos hijos del expresidente Ricardo Martinelli, a los que la banca suiza ha congelado cuentas por valor de más de 20 millones de euros que les entregó Odebrecht.

Además, los dos socios principales de la firma Mossack Fonseca, epicentro del escándalo de los papeles de Panamá, han sido detenidos después de que las autoridades les imputaran cargos por su implicación en la trama de corrupción de Brasil ‘Lava Jato’.