Israel relanza su política de colonización con el anuncio de 2.500 viviendas en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania.
La medida sigue a la aprobación el pasado domingo de 566 viviendas en Jerusalén Este, que habían sido suspendidas en diciembre a petición de Netanyahu con el fin de evitar un nuevo choque con la Administración estadounidense de Barack Obama.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia Tel Aviv ha dado luz verde a la construcción de nuevas unidades residenciales en su mayoría en asentamientos judíos de Cisjordania. Una provocación, para La Organización para la Liberación de Palestina que ve en esta escalada de construcciones un “crimen de guerra y una flagrante violación de las leyes y convenciones internacionales”, especialmente de la reciente resolución 2334 de la ONU aprobada por la abstención de EEUU, tradicional aliado de Israel, pero que bajo la Administración de Barack Obama endureció progresivamente sus críticas a las colonias.
En cambio Donald Trump apuesta por su yerno, Jared Kushner a quien ha nombrado asesor presidencial, como potencial mediador en el conflicto palestino-israelí. Nieto de supervivientes del holocausto nazi y criado en una familia judía ortodoxa, la Fundación Kushner ha donado decenas de miles de dólares a la construcción de asentamientos en Cisjordania como el asentamiento ilegal ultraconservador de Beit El, construido en tierras de propiedad privada palestina.