La policía brasileña utiliza balas de goma y gas lacrimógeno para poner fin a un nuevo motín en la Penitenciaria Estatal de Alcaçuz, en la norteña ciudad de Natal.
Tras la muerte de 26 reos en esta cárcel el sábado tras una reyerta entre dos organizaciones del narcotráfico, iniciada por el Primer Comando de la Capital (PCC), algunos presos de dicha banda intentaron invadir un pabellón donde había internos de la facción rival. Según medios locales, varios reos resultaron heridos.
El presidente brasileño, Michel Temer, ha asegurado que se construirán prisiones de alta seguridad:
“El Gobierno federal construirá cinco cárceles de seguridad máxima. Asimismo se construirán 25 prisiones más en cada estado brasileño. Contamos con el presupuesto para ello”.
Al menos 140 prisioneros han sido asesinados desde el comienzo del año durante disturbios ocurridos en cárceles administradas por gobiernos estatales con escasos recursos.
El sistema penitenciario de Brasil alberga a más de 620.000 convictos en 1.400 cárceles.