Las sospechas de las autoridades turcas estaban bien fundadas. El grupo Estado Islámico ha reivindicado el ataque contra la discoteca Reina de Estambul que mató a 39 personas durante la pasada Nochevieja.

Las fuerzas de seguridad siguen buscando al autor de la masacre, que descargó 180 balas en el local y dejo allí al arma y su chaqueta, en las que no se han encontrado huellas dactilares.

Los yihadistas han lanzado un comunicado en el que aseguran que “uno de los soldados del califato” fue quien perpetró la matanza. También la prensa turca se había hecho eco de esta hipótesis. Según uno de estos periódicos, podría tratarse de una persona de origen kirguís o uzbeko que podría pertenecer a la misma célula responsable del triple ataque suicida en el aeropuerto de Estambul en el que murieron 47 personas en junio.

Los familiares de las víctimas han comenzado a llegar este lunes a la morgue y las autoridades turcas enviarán hoy los cuerpos de los fallecidos extranjeros, más de veinte, a sus países de origen. En los hospitales permanecen aun 46 personas heridas.