Vinculados históricamente a las marcas de lujo, los relojes mecánicos, símbolo de estatus y refinamiento, suelen tener precios muy elevados. Con el Swatch Sistem51 Irony, la firma suiza vuelve a sorprender al mundo: modelos con una reserva de marcha de 90 horas, pero a un precio asequible.
Los amantes de la relojería ven en los movimientos mecánicos lo mejor del arte relojero. Más allá de puro sentimentalismo, la creación y desarrollo de un reloj mecánico encierra mil y un secretos que exigen saber hacer, delicadeza y maestría.
Vinculados históricamente a las marcas de lujo, los relojes mecánicos suelen tener precios muy elevados. Ahí es donde Swatch vuelve a sorprender al mundo en pleno siglo XXI. El lanzamiento del Sistem51 Irony supone una vuelta de tuerca al modo de crear y producir relojes mecánicos. La marca suiza consigue, una vez más, dar un precio asequible a modelos que hasta ahora estaban fuera del alcance de muchos.
Desde el punto de vista técnico, la relojería mecánica debe su capacidad para medir el tiempo a la invención del mecanismo de escape.Desde el siglo XVII, donde se produjo el gran salto en cuestión de maquinarias, hasta hoy el mundo de la relojería no ha dejado de avanzar. Cuatro siglos en los que se han sucedido grandes logros tecnológicos hasta que, en los años 70, la aparición de los relojes de cuarzo parecía sepultar la relojería tradicional. Su deslumbrante precisión, el uso de la tecnología más avanzada, la reducción del peso y hasta el abaratamiento de su producción hacía presagiar un cambio drástico. Pero, nada más lejos de la verdad… Los movimientos mecánicos encontraron su lugar como símbolo de estatus y refinamiento.