Usar desde edades tempranas los sentidos como medio para impulsar y entrenar el cerebro del niño, permite su desarrollo cognitivo, fomenta el aprendizaje y a su vez, posibilita una mayor expansión de sus capacidades. Trabajando los sentidos se consiguen verdaderos logros que repercuten beneficiosamente en el niño. María Solano nos da algunos ejemplos para lograrlo.