Estupefactos se han quedado los ucranianos al conocer el extravagante tren de vida de algunos de sus líderes. Las declaraciones de bienes e ingresos que han tenido que realizar los miembros del Gobierno, la oposición y los funcionarios muestran que algunos de ellos viven en la opulencia. Los hay que tienen flotas de coches de lujo o colecciones de relojes suizos, otros declaran colecciones de arte o joyas, y alguno incluso cuenta por decenas sus pisos en Kiev, pero lo que más sorprende es la cantidad de dinero en efectivo que han declarado: millones de dólares y de euros fuera del sistema bancario y, por tanto, que han circulado hasta ahora sin control.
“Antes no tenían que decir si poseían dinero, relojes caros, coches o propiedades y ahora lo tienen que declarar. Es una nueva forma de revolución en Ucrania”, opina Olexandra Ustinova, del centro anticorrupción.
El primer ministro ucraniano, Volodymyr Groïsman, y su mujer han declarado más de 1.200.000 dólares en efectivo y 460.000 euros, también en efectivo. En cuanto al presidente ucraniano, Petro Poroshenko, es propietario de más de cien empresas en diferentes países y tiene 36 millones de dólares en cuentas bancarias.
“Ucrania ha decidido dar pasos muy importantes y eso puede abrir interrogantes y casos en los tribunales. Son las autoridades ucranianas las que deben decidir qué se hace ahora. Creo que la comunidad internacional y la ONU respaldarán a Ucrania para que dé los próximos pasos”, dice Jan Thomas, director en Ucrania del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Para el ucraniano de a pie, que gana de media 180 euros al mes, las declaraciones de bienes de sus líderes parecen de otro mundo. La medida intenta poner freno a la lacra de la corrupción, que emponzoña la política y la economía ucranianas.