Maia y Guida son sus primeros residentes. Los dos elefantes trabajaban en un circo. Ahora pueden disfrutar ya de su nueva casa situada cerca de la ciudad brasileña de Cuiabá, la capital del Estado de Mato Grosso.
Scott Blais es uno de los responsables del proyecto. Scott ayudó a fundar hace años un santuario similar en Estados Unidos.
“Queríamos ofrecer una nueva vida a estos elefantes, queríamos que tuviesen espacio, que pudiesen tener una buena vida. Aquí tendrán todo lo que necesitan, podrán vivir en medio de la naturaleza como a ellos les gusta”, explica.
Brasil fue el país elegido por la disponibilidad del terreno y porque existían ya varias asociaciones conscientes de la necesidad urgente de dar cobijo a elefantes de Brasil, Argentina, Chile o Venezuela.
Junia Machado es la presidenta del santuario.
“Este terreno que elegimos tienen todo lo que necesitan: zonas más altas para que puedan hacer ejercicio con el objetivo de superar las consecuencias de años de cautiverio. Esta zona también tiene una naturaleza muy variada. Aquí durante un siglo hubo ganado así que hay plantas que gustan mucho a los elefantes”, afirma.
Según datos de los responsables del santuario, en América Latina existen hoy unos 50 elefantes que, como Maia y Guida, necesitan un lugar en el que pasar los últimos años de su vida.
En un futuro no muy lejano, Maia y Guida estárán acompañados por otros elefantes.