La ONU en coordinación con otras agencias humanitarias ha habilitado tiendas de campaña para unas 60 000 personas, ayuda insuficiente cuando se estima que, en las próximas semanas, habrá unos 250 000 desplazados.

El principal problema consiste, ahora, en asegurar rutas para la distribución de ayuda en una región sembrada de minas por los yihadistas del Dáesh.

Mientras tanto, el cerco a Mosul por parte de las tropas iraquíes y las milicias kurdas se estrecha, ya han sido liberadas unas 90 localidades, las últimas a penas unos kilómetros de la ciudad.

La batalla decisiva que se librará en Mosul podría complicarse después de que Turquía haya amenazado al gobierno de Irak de lanzar su propia ofensiva para impedir que el PKK extienda sus bases en norte de país. Ankara ha acusado a Bagdad de aliarse con los milicianos kurdos, considerados terroristas por el gobierno turco.