Donald Trump considera que tiene las manos libres después de que el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y republicano como él, Paul Ryan, anunciara que no hará compaña por él. El candidato republicano que va perdiendo pese en los sondeos frente a Hilary Clinton sigue manteniendo que ganó el segundo debate con su rival.
Disloyal R’s are far more difficult than Crooked Hillary. They come at you from all sides. They don’t know how to win – I will teach them!— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 11 octobre 2016
(“El desleal R (Paul Ryan) lo tendrá más difícil que la fraudulenta Hilary. Ellos te asedian. No saben como ganar. Les mostraré cómo hacerlo”)
“A cuatro semanas de las elecciones, la carrera hacia la presidencia se decanta a favor de Clinton. Una tendencia que despegó tras el segundo debate y la publicación del video en el que Trump profería comentarios insultantes contra las mujeres. Los últimos sondeos dan a Clinton una ventaja de dos dígitos. Una encuesta llega a otorgarle hasta 14 puntos de ventaja. Nunca en la historia de la política moderna estadounidense se ha logrado cambiar semejante tendencia en octubre. Estamos claramente ante unos comicios inusuales. Trump, desafiante, no va a tirar la toalla y ha prometido una campaña basada en la estrategia de la tierra quemada hasta el final pese a no contar con el apoyo de importantes figuras republicanas. La dirección del partido teme una fuga masiva de votos, como dice el proverbio: “las cosas buenas mejoran, las malas pueden empeorar”, explica el corresponsal de Euronews en Washington, Stefan Grove.