Es la primera en 25 años que el Gobierno decide tal medida en todo el territorio nacional. Se aplicará durante seis meses para frenar las protestas en dos de las regiones más importantes del país, Oromía y Amara, tras la muerte de decenas de personas.
El Primer ministro etiope, Hailemariam Desalegn, tiene su propia visión:
“ La causa de esta medida es la existencia de movimientos para desestabilizar el país de manos de fuerzas contrarias a la paz, aliadas con enemigos extranjeros. Quieren terminar con la paz y socavar la seguridad de nuestros compatriotas”
El régimen etíope encara un movimiento de contestación antigubernamental sin precedentes en los últimos años, con trasfondo de rivalidades tribales.
“ El estado de emergencia no es la solución. Puede ser un arreglo temporal, pero no una solución duradera”, dice este hombre en la capital.
“ Creo que el Gobierno ha tardado mucho en declarar el estado de emergencia. Si lo hubieran hecho antes, quizás no hubiera ocurrido la destrucción a la que hemos asistido recientemente en el país”, comenta este otro.
El punto de inflexión en esta etapa de protesta ocurrió hace una semana en la región de Oromía. Desde entonces los altercados se han disparado. Aquel domingo al menos 52 personas murieron en una avalancha humana provocada por la intervención policial durante un festival tradicional en el que se escucharon consignas contra el Gobierno.