Más de dos meses después del intento de golpe de estado la purga de Erdogan no amaina.
La Fiscalía de Estambul ha ordenado este viernes el arresto de 162 funcionarios de tribunales y prisiones en relación con la asonada. La policía ha resgistrado tres juzgados para detener a 87 de sus empleados.
Además han efectuado redadas en tres centros penitenciarios, entre ellos la prisión de Silivri, la más importante del país. Pesan órdenes de arresto sobre 75 trabajadores y guardias de seguridad y otros 1.500 funcionarios han sido suspendidos.
También este viernes Ankara ha ordenado el cierre de 20 cadenas de televisión, en su mayoría de propiedad kurda, acusadas de hacer propaganda terrorista. El movimiento que alimenta las críticas de la comunidad internacional, que cree que el presidente turco está utilizando la respuesta al golpe para perseguir a la oposición.
Hasta ahora 32.000 personas han sido despedidas y más de 100.000 han perdido su trabajo como consecuencia de esta purga.
La Fiscalía acusa a los detenidos esta mañana de tener vínculos con el clérigo islámico Fethullah Gülen, a quien considera instigador del golpe y quiere extraditar desde Estados Unidos. Güllen, exiliado voluntariamente en Pennsylvania, niega cualquier implicación.