Un centenar de jefes de Estado y Gobierno, líderes de todo el mundo, han acudido a rendir homenaje a la figura del expresidente israelí y premio Nobel de la Paz Simón Peres durante el funeral de Estado que ha tenido lugar en Jerusalén. Ha sido una ceremonia emotiva en la que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu se deshizo en alagos hacia su antiguo rival político al que definió como “un gran hombre” para Israel y para el mundo:

“Simon defendía con determinación que la paz era la auténtica seguridad. Si había paz, habría seguridad. Mientras yo pretendía que en Oriente Próximo, la seguridad era una condición esencial para llegar a la paz. ¿Saben a qué conclusión sorprendente llegué al pasar el tiempo? Que los dos teníamos razón”, dijo Netanyahu.

Sin duda a Simón Peres le hubiera gustado ver el apretón de manos que se dieron durante la ceremonia Netanyahu y el presidente de la autoridad palestina, Mahmud Abás. En cuanto a Barack Obama, dijo de Peres que fue un “gigante del siglo XX” como Nelson Mandela:

“El último de la generación fundadora se ha ido. Simón consiguió bastantes cosas en su vida, como un millar de hombre, pero entendió que es mejor vivir hasta el final de la vida con un anhelo, no por el pasado, sino porque los sueño que no se han cumplido se hagan realidad”.

El último padre fundador de Israel, considerado un gran estadista y la cara amable del Estado hebreo, ha sido enterrado al lado de Isaac Rabin en la parcela de los grandes de la nación en el cementerio de Monte Herzl de Jerusalén.