“No quiero morir todavía. Voy a disfrutar de cada pequeño momento de mi vida”. Son las palabras de una luchadora, la deportista belga Marieke Vervoort, cuya enfermedad degenerativa la llevó hace ocho años a firmar los papeles para la eutanasia.
Acaba de ganar la medalla de plata de los 400 metros en silla de ruedas en Río. Ahora se retira de la alta competición, pero no de la vida.
“Es muy difícil vivir con tanto dolor y sufrimiento y con esta incertitud. Cada año, voy empeorando, por lo que estoy muy contenta con esos papeles. Y todavía estoy viva y voy a seguir disfrutando de cada pequeño momento de mi vida”, ha declarado.
Está enferma desde los 14 años. Tiene las piernas paralizadas y hay días que el dolor no la deja dormir ni comer, pero esta medalla de plata le ha dado esperanza.
“Espero que otros países, como Brasil, puedan hablar de esto, porque ya no es un tabú. Yo firmé los papeles para la eutanasia en 2008. Miren ahora, estamos en 2016, y acabo de ganar la medalla de plata. Es maravilloso”, ha asegurado.
A sus 37 años, Marieke aún tiene sueños por cumplir: quiere hacer acrobacias, viajar a Japón y que se abra un museo dedicado a su carrera. Además de plata en Río 2016 en 400 metros, fue triple campeona del mundo en silla de ruedas, en 100 metros, 200 metros y 400 metros, en 2015, y también campeona olímpica en 100 metros en Londres 2012.
So proud! Ze kennen tot in Brazilië the beast from Diest! pic.twitter.com/ftI2hAjjCX— Marieke Vervoort (@Wielemie) 11 de septiembre de 2016