Poco después de aterrizar en el aeropuerto de Estambul, el presidente de Turquía, a quien el intento de golpe de Estado sorprendía de vacaciones en la costa, declaraba: “Este intento de golpe de Estado es un acto de traición, una rebelión y, por supuesto, los que traicionaron a este país pagará un alto precio por su traición. Es un levantamiento que conducirá a una purga del Ejército turco, que debe quedar libre de traidores. A principios de agosto celebraremos una reunión del Consejo militar Supremo. Es significativo que hayan dado este paso antes de esa reunión”, destacaba.