La crisis de los refugiados ha activado las alarmas de organizaciones internacionales de derechos humanos.
A menudo se ignoran las leyes y las convenciones internacionales para la protección de quienes se ven obligados a dejar sus hogares. Es una situación para la que ni siquiera los países desarrollados están preparados. En Italia, unas 10 mil personas viven en centros deplorables.