Cerebro adolescente: Riesgos (Amigdala y efecto observador)

RAUL ESPERT 2016-04-19

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La idea de que el cerebro adolescente es incapaz de hacer planes a largo plazo porque su corteza prefrontal es aún inmadura podría no ser cierta. “Nuestros hallazgos indican que la corteza prefrontal de los adolescente no es muy diferente de la de los adultos”, explica la psiquiatra Beatriz Luna, de la Universidad de Pittsburgh, que participa estos días en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología. Y uno de los temas de discusión ha sido precisamente el cerebro adolescente.
Sin embargo, sí es cierto que los quinceañeros pueden tener más dificultades para cumplir sus propósitos, porque la corteza prefrontal, aunque madura, “pueden ser fácilmente anulada por los centros de motivación que están intensificados en sus cerebros”, aclara Luna. Al parecer los adolescentes tienen una explosiva mezcla de control ejecutivo recién adquirido más una dosis extra de recompensa que les conduce hacia la gratificación inmediata. Luna, que además es pediatra, ha llegado a esa conclusión utilizado un elegante modelo, para estudiar a cientos de jóvenes simplemente mirándoles, literalmente, a los ojos. Y no precisamente para averiguar si eran sinceros en sus respuestas. En realidad estaba pendiente de un tipo particular de movimientos oculares, denominados sacádicos, que dan pistas sobre la función ejecutiva, que tiene lugar en la corteza prefrontal. Así ha podido examinar el desarrollo del cerebro durante la transición entre la niñez y la edad adulta. En los experimentos, a los jóvenes voluntarios se les instruye para apartar inmediatamente la mirada de una pequeña luz que aparece al azar en una pantalla frente a ellos. Esta prueba “anti-sacadas” muestra si el cerebro es capaz de involucrar a los centros de planificación de la corteza prefrontal para superar el impulso de mirar hacia la luz en lugar apartar la vista de ella. Luna ya había hecho estudios previamente y sabía que conseguir lo que se pide en la prueba va variando con la edad. Los niños tienen éxito en la mitad de sus intentos, los adolescentes en el 70% y los adultos en un 90%. Esta peculiar arquitectura del cerebro adolescente es la responsables de que padres y maestros a veces se desconcierten ante su comportamiento. Sin embargo, está perfectamente adaptado a explorar y asumir riesgos, algo fundamental para que se conviertan en adultos independientes. “En todas las sociedades la adolescencia es un período de aumento de la búsqueda de sensaciones que puede conducir a conductas arriesgadas, que aumentan la tasa de mortalidad. A menudo vemos en este período los primeros signos de enfermedades mentales como la esquizofrenia, la depresión y los trastornos alimentarios. Todos ellos tienen una base neurobiológica, por lo que si sabemos cómo está cambiando el cerebro, podríamos ser capaces de encontrar una manera de intervenir antes”

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