El Leganés sucumbió el domingo 17 de abril en su visita al Alcorcón (2-0) en un partido que reabre el llamado ‘mal de altura’ y que impide al conjunto de Asier Garitano abrir brecha con los puestos de ‘play-off’. Un gol de Toribio inverosímil, que no pudo atrapar Serantes, y otro de Óscar Plano en el minuto final sentenciaron a un Lega que pierde sensaciones, pero no el liderato. Una semana más, y ya van siete, el cuadro blanquiazul sigue siendo el dueño de la categoría.
No empezó bien la tarde para los pepineros, superados por el ambiente de derbi y muy dubitativos en cada balón dividido. Mantovani e Insua sufrieron los primeros acercamientos alfareros, personificados en botas de Insa y Campaña, de lo mejor en los locales. Sin embargo, el Lega también avisó con sendos centros de Omar Ramos y Szymanowski que terminaron sin premio alguno. Todo se desarrollaba en los cauces previstos.
Sin embargo, un córner a la media hora, sin peligro ninguno, terminó con un lanzamiento muy bombeado de Toribio. Un disparo sin complicaciones para Serantes que no pudo atajarla al ser molestado por el sol. El día tonto, que se dice. El fallo del meta vasco, uno de los mejores porteros de la categoría, contagió al resto del equipo, que dio por buena la renta al descanso. Todo podía pasar en la segunda mitad.
Y sí, así fue. El Lega mejoró sus prestaciones, sobre todo ganando más presencia en el centro del campo. El intercambio de posiciones entre Gabriel y Galarreta permitió al jugador vasco para forjar la ocasión más clara del Leganés a los 47 minutos. Un disparo desde la frontal, después de dos quiebros, que acabó rozando el palo derecho de la portería de Dmitrovic. La reacción en el banquillo, acto seguido, surtió todavía más efecto.
Garitano metió a Borja Lázaro, Asdrúbal y Rubén Peña. Añadió dinamita y velocidad y el Leganés consiguió sus mejores minutos a base de garra, más que de fútbol, y remando contra una corriente más feroz de la que dictaba el partido. El canario, en un remate de cabeza, marcó el tanto del empate a los 75 minutos, pero el árbitro decidió señalar falta de Borja cuando todo el equipo ya lo estaba celebrando. Había que seguir remando.
Pero no había fuerzas o por lo menos el final del partido demostró que había piernas, pero no cabeza. Lo intentó sin muchas más oportunidades que añadir a la nómina y con el mazazo de recibir el 2-0 a la contra en un gran gol de Plano. Como si de un combate de boxeo se tratara, el disparo, desde la frontal del área, noqueó a un Leganés que ya piensa en la Ponferradina.