Los 90 trajeron una cantidad ingente de títulos de lucha 1 contra 1, al rebufo del éxito de mítico Street Fighter 2 de Capcom. No todos consiguieron hacerle sombra, pero unos pocos, encabezados por Mortal Kombat, propusieron fórmulas paralelas pero lo suficientemente novedosas como para disputarle un trozo de pastel.
Y en 1993 Sega decidió que quería su tajada, para lo que puso en marcha su maquinaria interna concibiendo un título claramente inspirado en lo mejor que ambos clásicos ofrecían, pero con la suficiente personalidad como para labrarse una reputación propia y particular como pegatortas alternativo. Y pese a todo, el tiempo no le hizo justicia, y no suele figurar entre los favoritos de los fans del género que vivieron esos años.
Hoy tratamos de acercarlo al estatus que merece, recordando lo que ofrecía y la historia de su concepción.