Shirley es una mujer harta de una vida rutinaria en la que su marido casi no le habla y donde ella es la madre, la esposa, la vecina y ya no recuerda quien era Shirley Valentine. Con todo el amor y ternura termina hablando con la pared para no enloquecer cuando una amiga la invita a Grecia, deja todo y huye sin imaginarse lo que le espera en ese viaje que la llevará y nos llevará por las preguntas que nos pueden sacar de una vida “sin vivir” y llevarnos a la plenitud de ser nosotros mismos.