Alcé mi vista y no sin esfuerzo, me incorporé estirando mis entumecidos
Huesos. Lo que vi me causó tal impacto que aún hoy después de tantos años hace
Que la sangre huya despavorida de mis venas. El paisaje había cambiado
Totalmente. A mí alrededor ciento de árboles de todas las clases y tamaños
Parecían sacudirse de encima su obligada incomodidad. Las ramas en un ejercicio
Imposible arrancaban la corteza de cada árbol. Y como en un alumbramiento
Embrujado o un parto sobrenatural, del interior de cada árbol empezaban a asomar
Cabezas y cuerpos con forma humana...