Famosos internacionalmente se han vuelto los rulos y el acento tachirense de la inefable diputada Iris Varela tras su hazaña del martes, cuando agredió físicamente a un periodista y sus custodios le ayudaron a destruir un estudio de televisión. Diarios y sites de noticias del mundo entero han comentado (y puestos en sus páginas digitales) la lamentable escena, que ya le hace más difícil al presidente viajero y a sus partidarios decir que en Venezuela funciona a pleno y sin presiones la libertad de prensa. ¿Alguna sanción para Varela, acaso?