La libélula, posiblemente el más formidable cazador entre los insectos voladores, también tiene uno de los ojos más asombrosos en el mundo animal. Son tan grandes que cubren casi totalmente la cabeza, dándole una apariencia de casco, y 360 grados completos de visión. Estos ojos están formados por 30,000 unidades visuales llamadas omatidios, cada uno de los cuales contiene un cristalino y una serie de células sensitivas a al luz. Su visión es excelente; pueden detectar colores y luz polarizada, y son particularmente sensibles al movimiento, permitiéndole descubrir rápidamente cualquier potencial presa o enemigo. Algunas especies de libélulas que cazan al anochecer pueden ver perfectamente en condiciones de baja iluminación, cuando los humanos apenas podemos distinguir alguna cosa. No solo eso; las libélulas también tienes tres pequeños ojos llamados ocelos que pueden detectar el movimiento más rápido que el enorme ojo compuesto; estos ocelos rápidamente mandan la información visual a los centros motores de la libélula, permitiéndole reaccionar en una fracción de segundo lo cual quizás explique las formidables habilidades acrobáticas del insecto. Aunque las libélulas no son los únicos insectos con ocelos (algunas avispas y moscas también tienen), son los que tienen los mas desarrollados.