Israel ha cerrado la Ciudad Vieja de Jerusalén a los palestinos tras dos ataques, en pocas horas, que han dejado dos israelíes muertos. Esta medida excepcional durará al menos dos días.
Hoy, la efervescente Ciudad Vieja de Jerusalén parece una ciudad fantasma. Los centenares de policías que vigilan sus puertas solo permiten entrar a israelíes (incluidos palestinos con esa nacionalidad), residentes, comerciantes y alumnos que estudien dentro de sus murallas.
“Debido a que es su fiesta (de los judíos), van a rezar y yo quiero ir a visitar a mis padres y no me permiten entrar. Yo vivo en Anatta, un barrio de Jerusalén, y es lo que pone en mis documentos”, explica Noor A-Din Mohammad Biaa, vecino de Jerusalén.
“No me han dejado entrar porque hay un montón de problemas aquí en Jerusalén. A causa de la situación de seguridad no nos dejan entrar a la Ciudad Vieja”, cuenta Mussa, residente en Jerusalén.
Desde el jueves, cuatro israelíes han muerto en tres ataques perpetrados por pal