Grabado clandestinamente por un voluntario austríaco, muestra la manera en la que se distribuye la comida en este centro de la localidad de Roszke, junto a la frontera con Serbia.
Agentes dotados de mascarillas higiénicas lanzan decenas de bocadillos a unos 150 refugiados, entre los que hay mujeres y niños.
Según ha descrito un testigo: “Era como alimentar animales encerrados en un corral, como un Guantánamo en Europa”.
El pasado martes, la agencia de la ONU para los refugiados denunció las duras condiciones en las que son obligados a vivir los refugiados en el campo de internamiento húngaro de Roszke.