En un partido de futsal en Rio Gallegos, en Santa Cruz, un jugador tomó justicia por sus propias manos y cometió una brutal falta sobre su rival. El agresor había reclamado una falta que el árbitro no cobró. Ofuscado por la injusticia, el jugador fue directo con la pierna en alto contra el rival. Sus compañeros lo separaron inmediatamente para que no siguiera la pelea.