La tensión es palpable en la ciudad de Heidenau, al este de Alemania. Tras los incidentes del viernes, en los que al menos 31 policías resultaron heridos por enfrentamientos con neonazis que rechazan a los solicitantes de asilo, el sábado se volvieron a repetir los sucesos, aunque con consecuencias más leves.
Las fuerzas de seguridad lograron frenar el choque entre los militantes de extrema derecha y un grupo que se mostraba favorable a los recién llegados.
Unos 300 inmigrantes desplazados en autobús se han asentado en Heidenau en una antigua gran superficie de bricolaje que ha sido rehabilitada durante dos años para acoger a los refugiados.