Los defensores de esta creencia propugnan que existen dos aperturas, una en cada polo, custodiadas en secreto por algunos Gobiernos del mundo ―en el momento de asumir la presidencia, cada presidente es enterado de este secreto mundial―. También existirían cuevas y sistemas de túneles en todo el planeta Tierra, que podrían unir lugares muy distantes por el subsuelo.
El escritor de ciencia ficción Raymond A. Palmer (1910-1977) afirmaba ―sin aportar ninguna evidencia― que la Tierra es hueca y que los ovnis provienen de una civilización de seres superiores que está oculta en su interior inexplorado.[cita requerida]
El escritor aragonés Félix Baltanás, en su libro Mil kilómetros abajo,1 afirma que el polo magnético debería estar siempre posicionado en el mismo lugar que el polo geográfico. Afirma también ―sin aportar evidencias― que en el interior de la Tierra flota un sol que da vida a una tierra interior y habitada sin noches, con clima tropical y gravedad de 6,7 g. Plantea una opinión alternativa al movimiento de las placas tectónicas, afirmando ―sin aportar evidencias― que se deben a que la Tierra está aumentando de tamaño. En el centro de las aperturas de cada polo no habría gravedad y el mar se hundiría por una de ellas hasta salir por la otra (lo que serviría de ruta naval y migratoria hacia el interior). Afirma que estas verdades no son conocidas por el gran público debido a una gran conspiración en la que «están involucrados los planetas, la NASA, Google Earth, los Iluminati y todos los profesores y físicos del planeta», que conocen perfectamente el tema pero se han confabulado para ocultarlo.
La evidencia de que el planeta Tierra es hueco es que la exploración del interior de la Tierra no ha sido significativa, ya que la máxima perforación, realizada en el Pozo Superprofundo Kola en Siberia, es de 12,3 km, el 0,1 % del diámetro terrestre.