Viena, capital austriaca, es anfitriona de un optimismo cauteloso que podría revolucionar la geopolítica regional.
No obstante, en el marco de conversaciones nucleares entre Irán y las seis potencias mundiales, existen actores internacionales interesados en obstaculizar un proceso destinado a solucionar un asunto que toma décadas para evolucionar al ritmo de la política exterior de las partes involucradas.
Por ello, no llama la atención descubrir que el régimen de Israel y su aliado a puerta cerrada, el régimen de Al Saud, estén preocupados por el desenlace de las negociaciones entre Teherán y el Grupo 5+1.
Informes apuntan a virus informáticos desarrollados por el régimen de Tel Aviv para espiar el curso de los diálogos. A su vez, WikiLeaks reveló que Riad emplea diversos recursos tras bambalinas para perjudicar los esfuerzos de concertación en Viena.
En este sentido, el 30 de junio se convierte en una jornada clave, no sólo por los resultados de las mesas de conversación, sino por el significado del proceso mismo y sus implicaciones globales.