Los ataques contra la iglesia Emmanuel en Charleston revelan que el terror suele y puede acontecer en donde menos se lo espera; a la hora que menos se lo espera.

Sin embargo, desde la perspectiva de los medios corporativos, toda vez que un individuo "occidental" incurre en actos de masacre contra varias personas, a este se le reivindica como un "enfermo mental" o como un miembro "desequilibrado" de la sociedad. Por otra parte, cuando ocurren atentados perpetrados por musulmanes, la etiqueta más simple es la de "terrorismo".

En el mundo de las generalizaciones todo vale y así, el análisis de fondo se pierde; es decir que temas como la abundancia de armas en manos de la población estadounidense, la militarización de las fuerzas policiales y el malestar social por causa del racismo se pierden en los informes sin contexto de las "cadenas internacionales".

En este contexto, el radicalismo estadounidense -ya sea religioso o racial- se ha convertido en una amenaza mucho más real que los distantes terroristas que las pantallas televisivas se esfuerzan por mostrar una y otra vez.

¿Qué es un terrorista?: Esta es la pregunta a la cual buscamos una respuesta en esta nueva edición de Dtrás de la Razón.