Todos los tuits, borrados o no, se guardan en un archivo del Congreso de EEUU. Políticos, activistas, actores, cantantes y demás personalidades públicas se han visto rodeadas de polémica en más de una ocasión por publicar mensajes en Twitter que bien no supieron expresar adecuadamente dada la limitación de la red social, bien no utilizaron el filtro de la razón y escribieron sin pensar lo primero que se les pasó por la mente.