El Estado británico se desprende de la mitad que todavía posee en Royal Mail, la antigua empresa pública de correos, por 1.025 millones de euros. Esta es la ganancia por el quince por ciento de las acciones, en una operación anunciada hace algunos días para ceder durante este año el treinta por ciento total. Aun así, las acciones se vendieron un tres por ciento más baratas que su cotización bursátil.

El Gobierno sigue justificando esta venta, tras la privatización iniciada en bolsa en 2013, por interés de los contribuyentes. Pero oposición y sindicatos criticaron hace dos años esta decisión. El Ejecutivo anuncia que repartirá alrededor de un uno por ciento de los ingresos a los trabajadores de Royal Mail, que poseen el diez por ciento de las acciones.