Se trata del duodécimo disco del antiguo líder de la banda británica de new wave The Jam.

Todo empezó en el estudio, explica el artista, con algunas canciones que ya tenía escritas.

“Sabía lo que no quería pero no tenía ni idea de lo que debía hacer. Solo quería tocar algo nuevo, algo fresco. Como digo, no teníamos ni idea de lo que queríamos. Pero como ocurre con la mayoría de los discos, cuando empiezas a juntar tres o cuatro canciones, al final el álbum toma forma, empieza a estar vivo, todo se pone en marcha”, explica Weller.

Con ayuda de sus compañeros Steve Cradock y Andy Lewis y con la de los miembros de la banda de jazz psicodélico Syd Arthur, Weller descubrió el sonido que estaba buscando para su nuevo trabajo.

“No quería grabar un disco con arreglos tradicionales, con guitarras acústicas. No queríamos hacer ese tipo de álbum. Pero lo más importante es que eran buenas canciones, en el disco hay muy buenas melodías. Una buena canción es siempre una buena canción. Así