Nueve laboratorios estadounidenses y otro en Corea del Sur, recibieron de la base militar de Utah, esporas de ántrax vivas, cuando esperaban recibirlas muertas.
Aunque no se ha registrado ningún caso de contagio o infección, cuatro civiles estadounidenses están ya recibiendo un tratamiento ante la posible exposición de esta enfermedad, también conocida como carbunco.
La inhalación por ántrax puede ser letal, y ha sido usada en programas de armas biológicas en Estados Unidos y otros países. El último caso fue en 2011 cuando
el científico Edwards Ivins envió sobres de ántrax por correo, causando la muerte a 5 personas.
El Departamento de Defensa ha detenido el envío de este material desde sus laboratorios hasta que concluya la investigación.