Diez días después del seísmo, las autoridades han perdido toda esperanza de encontrar más supervivientes. Los equipos de rescate dedican sus esfuerzos a ayudar a los damnificados. Más de 130.000 militares y policías continúan trabajando junto a un centenar de equipos extranjeros. Lo importante es distribuir la ayuda internacional.
“Lo que necesitamos es continuar para asegurarnos de que recibimos los recursos necesarios para que ninguna persona pase hambre y que nadie se quede sin la asistencia que precisa”, explica Ertharin Cousin, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA).
Según los últimos datos, el número de fallecidos en el terremoto de 7,8 grados supera los 7.500 y el de heridos los 14.500. El Gobierno cree que la cifra será mucho mayor ya que los equipos de rescate están llegando ahora a zonas más remotas del país pero igualmente afectadas.
Se espera que la ayuda humanitaria continúe durante varios meses.