En este corto diálogo de la recordada serie de humor estadounidense, se retrata fielmente lo que ha sido el discurso usual de Washington ante la evidencia de su histórica política de genocidio y abusos: olvidar la historia, disfrazar el presente y escamotearnos el futuro, como le hicieron a su propio pueblo aborigen. Pero ya hay un despertar global dispuesto a detener los abusos imperiales de Estados Unidos, aunque su propio pueblo sea precisamente el último que falta por despertar, a pesar del brutalmente reprimido movimiento Occupy.