En su segunda temporada como bailarina principal del Royal Ballet de Londres, Natalia Osipova sigue teniendo un gran éxito.

Recientemente interpretó el papel de Tatiana en el “Oneguin” de John Cranko.

Los elogios no se hicieron esperar. Inteligencia dramática, intensidad en el escenario y naturalidad a la hora de improvisar.

Osipova asegura que este tipo de papeles dramáticos significan para ella mucho más que una simple actuación.

“Los papeles que interpreto los vivo, no puedo limitarme a actuar. Siempre le digo a mi madre que no soy muy buena actriz. Así que si no consigo sentir el papel y vivirlo en el escenario, entonces mi interpretación no será natural y eso es algo que no me gusta”, explica la bailarina.

Osipova se unió al Royal Ballet hace dos años tras participar como artista invitada en el “Lago de los Cisnes”.

El repertorio variado de este ballet fue la razón principal por la que aceptó unirse a él. A pesar de su experiencia, Osipova asegura ponerse nerviosa antes de cada espectáculo.

“Siempre me pongo nerviosa antes de empezar, es insoportable. Mucha gente cree que los artistas no nos preocupamos pero yo, a medida que me hago mayor, me preocupo cada vez más. A veces me gustaría coger un taxi y marcharme antes de que empiece la obra. Por supuesto no lo hago pero ese sentimiento me hace sentir muy incómoda”, asegura.

A Osipova le gustaría ahora centrarse en papeles comtemporáneos y trabajar con nuevos coreógrafos.

“Durante los diez últimos años he interpretado piezas muy diferentes. Ahora me gustaría centrarme en papeles para los que tengo un talento especial: papeles dramáticos, más psicológicos o danza contemporánea. Hoy en día hay coreógrafos muy interesantes y muchos proyectos. Me gustaría intentarlo todo y alejarme, poco a poco, de los papeles más clásicos”, explica.

La próxima pieza en la que participará Osipova será “La Fille Mal Gardée” de Frederick Ashton. Esta nueva producción del Royal Ballet será presentada al público a partir del 16 de abril.