Madrid, 08 abr (efesalud.com). La psicóloga y sexóloga, Miren Larrazabal Murillo, se adentra en este vídeoblog en una cuestión que podría estar detrás de muchos conflictos de pareja: la frustración, cuando no amenaza, que siente un hombre al comprobar que su compañera alcanza el éxito laboral y se convierte en la heroína económica de la familia.
"¿Será verdad el mito que subraya que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, pero que detrás de una gran mujer no hay un gran hombre?, se pregunta Miren al repasar las conclusiones de algunos estudios que ponen de manifiesto los miedos masculinos ante las mujeres triunfadoras.
"Sí... incluso cuando no están en competencia directa. Al parecer, los hombres experimentan un golpe en su autoestima ante el éxito laboral, económico o social de sus compañeras. Se sienten amenazados; lo que les lleva a valorar de forma negativa una posible relación a largo plazo con esa mujer exitosa", afirma.
Para la psicóloga, en cambio, las mujeres sobrellevan mejor el éxito de los hombres y no sienten amenazada su propia valoración.
"Seguimos considerándonos mujeres valiosas, firmes y con soltura en la vida, aunque estemos al lado de un triunfador. Es más, para nosotras estar con un hombre de éxito se convierte en una ganancia y no en una pérdida", opina.
Los usos y costumbres estarían detrás de los recelos del macho ante la notoriedad social de la hembra.
"Todavía hay muchas parejas que siguen pensando que son los hombres los que deben llevar el 'dinerito' o los alimentos a casa, el 'food provider', que dirían los ingleses. Ellos sienten inseguridad ante el éxito femenino y eso obedece a los mitos culturales".
"Y claro, -continúa- si es el hombre el que piensa o cree que tiene asignado el rol de aprovisionador de la seguridad económica en el hogar familiar, y resulta que es la mujer quien pasa a cumplir ese papel fundamental, entonces comienza a fluir la inseguridad masculina".
También habría que incluir otras variables que nada tienen que ver con el género, sino con la personalidad de cada individuo: la flaqueza de carácter, la competitividad malentendida, la escasa tolerancia a la frustración, el bajo o nulo desarrollo intelectual o la insatisfacción con su propia vida.
En conclusión, los hombres y las mujeres tienen que desarrollar vínculos de pareja democráticos, basados en la ética y en la igualdad.
"Ningún hombre o mujer debe asumir un rol sin cuestionarlo previamente, ya que ambos pueden asumir cualquier papel dentro de la relación de pareja. Ella no tiene por qué apartarse del camino del éxito por el miedo a que su compañero sienta frustración o cierto tipo de amenaza a su integridad física o mental", dice Miren Larrazabal.
"Creo en un mundo libre, donde hombres y mujeres no embotellen la esencia del amor. Hay que compartirlo todo para crecer juntos en la igualdad desde la complicidad, el intercambio, la amistad o el compañerismo", afirma.
"Amar no se circunscribe al perímetro del dormitorio -continúa-. Hombres y mujeres podemos compartir y disfrutar de la relación de pareja, pero antes hay que relegar los miedos y los prejuicios al más allá de la incultura".
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