Al Qaeda ha irrumpido en la escena yemení, una semana después del inicio de la ofensiva saudí. Aprovechando el caos reinante, el grupo terrorista atacó la ciudad de Al Mukala y liberó a 300 presos de la cárcel, muchos pertenecientes a sus filas.
La tensión también se ha centrado en la frontera con Arabia Saudí, país que lidera la coalición de países árabes que intentan detener el avance de los rebeldes hutíes en Yemen.
Un guardia fronterizo saudí falleció y otros diez resultaron heridos en un tiroteo iniciado desde territorio yemení.
Los combatientes chiíes siguen ganando terreno en su avance hacia el control total de la sureña Adén, donde ya han logrado entrar y donde había buscado refugio el presidente yemení hasta hace una semana.
Decenas de soldados de la Marina egipcia han desembarcado en Adén, aunque fuentes portuarias aseguran que su misión es evacuar a extranjeros y no detener el avance de los rebeldes.
En Saná, la capital, miles de hutíes se echaron a la calle para