La palabra milagro encuentra su raíz en el latín miraculum que significa «mirar». Los latinos llamaban miraculum a aquellas cosas prodigiosas que escapaban a su entendimiento, como los eclipses, las estaciones del año y las tempestades. Así entonces, miraculum proviene de mirari, que en latín significa «contemplar con admiración, con asombro o con estupefacción».
Esta forma latina se mantiene en francés y en inglés como miracle, y en italiano como miracolo, entre otras lenguas neolatinas.
Es así como, desde el punto de vista etimológico, la palabra milagro no dice relación necesariamente con una cierta intervención divina, sino que se liga al asombro ante lo inefable, tal como lo plantearan los latinos.2 A raíz de esto, milagro también puede referirse a un "2. Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa.", sin implicar fuerzas divinas. Ej. una desarrollo económico, una dieta, producto o medicamento con resultados asombrosos y excepcionales.