El propósito de todo inversionista y administrador de fondos es obtener la máxima rentabilidad al menor riesgo posible, y para ello es importante medir a éste último.
Uno de los indicadores más populares de riesgo en el mercado de valores es una medida estadística conocida como beta.
Los betas miden la volatilidad de las acciones en relación al mercado, o más bien un índice representativo de éste como es el S&P 500. Por definición, el mercado tiene un beta equivalente a 1, mientras que las acciones de una empresa mostrarán un beta de acuerdo a su desviación del mercado. Por ejemplo, si el precio de una acción experimenta fluctuaciones más altas que el mercado, su beta será superior a 1, y si sucede lo contrario el beta será menor que 1.