El concepto de automóvil levitante o volador data de al menos los 1950 y se planteó como posible a partir de la invención del aerodeslizador que se sostiene merced a un cojín de aire o "colchón de aire". Sin embargo, el coste de mantenimiento, particularmente debido al excesivo gasto de combustible hidrocarburo, sumado a la polución sonora, hizo impráctico todo proyecto basado en este sistema.