En junio de 2014, un dirigente comunista histórico y comandante guerrillero, Salvador Sánchez Cerén, asumió la presidencia del país. Prometió responder a las urgentes necesidades en el campo social, la salud, la educación y, sobre todo, la seguridad. Pero la guerra interna de más de 12 años mantiene políticamente dividido al país. Las elecciones de marzo podrían ser una oportunidad para mejorar.