La presidenta de Argentina anuncia una reforma de los servicios de inteligencia a los que acusa de estar implicados en la tormenta política desatada tras la muerte del fiscal Nisman.

Cristina Fernández dice que los servicios secretos ya “no servían a los intereses del Estado.”

Pese a tratar de eliminar a sus enemigos en las instituciones estatales, la presidenta argentina no puede acallar las voces de la oposición que exige una investigación sobre la muerte del fiscal Nisman. Éste presentó, cinco días antes de aparecer muerto, una denuncia contra la feja del Estado, a la que vinculó con una red para encubrir a los sospechosos iraníes del caso AMIA, el atentado que dejó 85 muertos hace
veinte años y que sigue sin resolverse.