Rolls-Royce sigue batiendo récords comerciales, a pesar de la crisis y gracias a los nuevos millonarios en Norteamérica y Oriente Próximo. La marca automovilística símbolo de la aristocracia británica, propiedad del alemán BMW, vendió en 2014 un total de 4.063 vehículos. Un doce por ciento más que el año anterior y por primera vez por encima de los cuatro mil. Hay que recordar que sus coches no bajan de los 200.000 euros.

Desde 2009, la marca centenaria ha cuadriplicado sus ventas de modelos como el Wraith, Phantom o Ghost Series II. En Norteamérica, su primer mercado, sus compradores aumentaron un treinta por ciento y en Oriente Próximo un veinte. Pero, en Europa, el incremento fue del cuarenta.