Largas colas en Atenas para poder disfrutar de una comida de Navidad caliente.
Unas ochocientas personas 200 más que el año pasado han esperado su turno para entrar en el gimnasio habilitado como comedor por el Ayuntamiento de la capital griega.
“Han sido las decisiones de todos y cada uno de los Gobiernos las que nos han llevado hasta aquí. Recibí una pensión de invalidez durante seis años, pero la recortaron y caí en la pobreza absoluta”, se queja este hombre, obligado a dormir en un coche desde hace dos años.
El Ayuntamiento de la capital asegura ofrecer 1500 comidas cada día.
Son ya seis años de crisis y pesadilla singg fin para millones de griegos, acosados por los recortes y el paro.
Entidades locales, religiosas y ONG proporcionan también ropa, medicina y refugio para los más afectados.