Tibios aplausos tras alcanzar un acuerdo de mínimos que salva los muebles a la Cumbre del Clima de Lima.

Tras trece días en las que el optimismo dejó paso a la frustración, los delegados de los 195 países lograron reunir en un documento las aspiraciones de todos.

“Permítanme decirles que como todo texto no es perfecto. Pero recoge las posiciones de las partes y con ese texto todos ganamos”, decía el ministro de Medio Ambiente de Perú, Manuel Pulgar Vidal.

El acuerdo ha sido muy criticado por los expertos y ambientalistas ya que este no permitirá una evaluación de los compromisos sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

“Vinimos aquí en una ola de optimismo con los anuncios de China y Estados Unidos. Hemos tenido muchas buenas noticias de los países de América Latina sobre las energías renovables y la protección de los bosques. Y ahora lo que tenemos es un documento débil y un camino tremendamente complicado hacia París si queremos conseguir un buen acuerdo global”, lamentaba la ecologista Samantha Smith.

El texto pactado en Lima no obliga a los países ricos a especificar ni cuantificar el monto de las ayudas para que los más pobres puedan combatir los efectos del calentamiento global.

Un escollo que complica el camino hacia la gran cita del año que viene en la capital francesa, de dónde tendrá que salir un pacto global para sustituir el desfasado Protocolo de Kioto.